La era de los carros eléctricos representa un hito en la evolución de la movilidad urbana: silenciosos, ecológicos, autónomos y cada vez más dependientes de la tecnología. Sin embargo, esa misma dependencia podría estar convirtiéndolos en un blanco perfecto para una amenaza silenciosa, los ciberataques.
Un reciente estudio elaborado por S2GRUPO, compañía europea especializada en ciberseguridad, ha encendido las alarmas al revelar que estos vehículos están expuestos a múltiples vulnerabilidades digitales. En particular, aquellos modelos que cuentan con sistemas avanzados de conectividad podrían ser intervenidos remotamente a través de fallos en el software, redes inalámbricas o aplicaciones móviles vinculadas al vehículo.
Los investigadores no solo se centraron en robos de datos o fraudes informáticos. También alertaron sobre escenarios más graves, donde un hacker podría tener la capacidad de interferir en el funcionamiento mecánico del carro. Por ejemplo, controlar los frenos, manipular la dirección o desactivar el llamado de emergencia tras un accidente.
Los vehículos eléctricos conectados, conocidos como VEC, poseen una compleja red de sistemas digitales interdependientes, desde los comandos de navegación hasta los paneles multimedia y los sistemas de gestión de baterías. Cada uno de estos componentes se conecta a internet o a redes internas del auto, lo cual incrementa su exposición a amenazas externas.
Además, el uso de aplicaciones móviles que permiten encender el vehículo, abrir puertas o localizarlo en tiempo real, también representa un vector de ataque. Si estas aplicaciones no cuentan con protocolos robustos de seguridad, cualquier brecha podría ser explotada por cibercriminales para acceder al sistema completo del vehículo.
En este contexto, los expertos hacen un llamado a la industria automotriz. Señalan que muchos de estos sistemas fueron desarrollados sin contemplar escenarios de ciberseguridad avanzados, y hoy deben ser actualizados o reforzados ante el crecimiento de ataques digitales dirigidos a infraestructuras inteligentes.
El problema no es menor ya no se trata únicamente de proteger datos personales, sino de garantizar la integridad física de los ocupantes de un automóvil que puede ser manipulado remotamente sin que su conductor lo perciba.
S2GRUPO también advierte que, en algunos casos, los ataques pueden originarse incluso en estaciones de carga eléctrica o servicios técnicos que utilizan protocolos de diagnóstico. Una puerta aparentemente inocua, pero que podría ser utilizada para introducir software malicioso en el sistema del vehículo.
La recomendación principal es que fabricantes y desarrolladores prioricen la ciberseguridad desde la etapa de diseño de los automóviles. La conectividad es una ventaja, sí, pero también una responsabilidad que exige controles estrictos, actualizaciones constantes y educación para los usuarios.
Por ahora, mientras los carros eléctricos continúan ganando terreno en las ciudades del mundo, la seguridad ya no se mide únicamente en cinturones o airbags. En el nuevo panorama tecnológico, también dependerá del código que corre bajo el capó.