Durante meses, la comunidad científica y el público en general se han visto atrapados en una ola de especulaciones sobre la verdadera naturaleza del visitante interestelar 3I/Atlas.
Algunos se aventuraron a imaginar que podría tratarse de una nave espacial, incluso de una expedición proveniente de otro sistema estelar. Sin embargo, las últimas investigaciones de la NASA han puesto fin a estas teorías y han dejado claro que 3I/Atlas es, en realidad, como se esperaba desde un inicio, un cometa.
El 3I/Atlas despertó el interés mundial debido a que fue el tercer objeto interestelar confirmado que atraviesa el sistema solar, después de ‘Oumuamua y 2I/Borisov.
Este hecho ya lo hacía un visitante único, estimulando la imaginación de científicos y del público en general, que se preguntaban si se trataba de una nave espacial enviada desde otra civilización.
Incluso renombrados científicos como Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, especularon que 3I/Atlas podría ser más que un simple cuerpo celeste.
A pesar de estas teorías, la NASA publicó recientemente las imágenes más detalladas tomadas por sus misiones en Marte. Estas fotografías, tomadas mientras 3I/Atlas pasaba a 18 millones de millas de la Tierra, permitieron a los científicos identificar claramente la naturaleza del objeto.
En palabras de Amit Kshatriya, oficial senior de la NASA: “Queríamos encontrar señales de vida en el universo, pero la realidad es que 3I/Atlas es solamente un cometa”.
Pues las imágenes obtenidas por la nave HiRISE de la NASA muestran a 3I/Atlas con una clara cola, una característica clásica de los cometas que ya había sido observada previamente en otras imágenes, y ahora finalmente lo confirma con más precisión.
La misión MAVEN también captó imágenes que muestran el hidrógeno que emana de 3I/Atlas, lo que refuerza aun más la teoría de que se trata de un cometa y no de una nave espacial.
Sin embargo, no siempre fue tan claro que 3I/Atlas fuera simplemente un cometa, dado que su singularidad despertó la imaginación de muchos. Pues el objeto presentó características químicas que lo diferenciaban de los cometas habituales en el sistema solar.
Por ejemplo, se descubrió que la proporción de dióxido de carbono (CO₂) respecto al agua (H₂O) era mucho más alta que la que se observa en los cometas conocidos, lo que indicaba que 3I/Atlas pudo haberse formado en condiciones extremadamente frías en otro sistema estelar. Además, su composición mostró altos niveles de níquel en relación con el hierro, lo que despertó mucho más las dudas sobre su naturaleza.
Otro factor que alimentó las teorías de que podría ser una nave artificial fue su trayectoria retrógrada. El hecho de que 3I/Atlas se moviera en una dirección opuesta a la de la mayoría de los cuerpos del sistema solar y su alineación con el plano de la eclíptica resultó extraño y suscitó la posibilidad de un origen artificial.
Esta trayectoria poco convencional fue una anomalía que no pasó desapercibida y algunos investigadores especularon sobre la posibilidad de que el cometa hubiera sido manipulado por alguna inteligencia avanzada.
A pesar de estas teorías, las pruebas obtenidas por las misiones de la NASA han disipado cualquier duda. Con la confirmación de que 3I/Atlas es, de hecho, un cometa, la comunidad científica cierra un capítulo de especulaciones sobre la naturaleza de este visitante interestelar.