Neurocientíficos de la Universidad Católica de Roma y la Fundación Policlínica A. Gemelli IRCCS en Italia, realizaron un estudio donde descubrieron los efectos del ejercicio intenso contra la enfermedad de Parkinson.

Según la investigación que se publicó en la revista Science Advances, el ejercicio que se realiza en las primeras fases de la enfermedad puede ayudar en el control del movimiento y hacer que progrese más lento.

Hacer ejercicio en cinta corredora ayuda a mejorar los síntomas del Párkinson. | Foto: GettyImages

Estos resultados podrían ser la clave para desarrollar nuevos enfoques terapéuticos que no incluyan fármacos y que se combine con los tratamientos con medicamentos que ya existen.

Estudios efectuados anteriormente daban como resultado que la actividad física intensa ayudaba a la producción extra de un componente de crecimiento crítico factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF).

Los expertos pudieron reproducir este fenómeno en un modelo animal de enfermedad de Parkinson en sus primeras etapas a través de un protocolo que incluía el entrenamiento en cinta rodante durante un mes, lo que logró demostrar que el factor neurotrófico tiene un papel fundamental en los efectos saludables del ejercicio en el cerebro.

Una investigación liderada por los doctores Gioia Marino y Federica Campanelli de la Universidad Católica de Roma, aporta luces del proceso experimental al efecto neuroprotector que tiene el ejercitarse constantemente en la enfermedad de Parkinson.

El ejercicio mejora las posibilidades de supervivencia de las neuronas. | Foto: GettyImages

Para llegar a sus conclusiones, los expertos utilizaron técnicas variadas para medir las mejoras en la supervivencia de las neuronas, la plasticidad del cerebro, el control motor y la cognición visoespacial.

Los resultados de la investigación dejan ver que las sesiones diarias ejercicio en cinta rodante ayudaron a reducir la propagación de los agregados patológicos de alfa-sinucleína, los responsables del daño progresivo de las neuronas en áreas cerebrales específicas.

El efecto neuroprotector de la actividad física fracuente está asociada a la supervivencia neuronal, ya que se libera dopamina y ayuda a que la capacidad de las neuronas estriatales expresen su plasticidad dependiente de la dopamina, aspectos esenciales para el control de los movimientos del cuerpo y el aprendizaje visuoespacial, facultades que se pierden cuando enfermedad de Parkinson se presenta.

¿Cómo fue el estudio que descubrió que los relojes inteligentes pueden detectar el párkinson?

Un estudio realizado por el equipo del Instituto de Investigación de la Demencia en el Reino Unido, creado en la Universidad de Cardiff, empleó inteligencia artificial para analizar los datos de 103.712 usuarios de los smartwatches o relojes inteligentes.

Aunque faltan investigaciones y algunas comparativas necesarias de estos hallazgos con otros datos recopilados en todo el mundo para verificar su precisión, se espera que en futuro estos dispositivos tecnológicos puedan detectar la enfermedad.

Son millones las personas que padecen este trastorno de salud que deteriora los cerebros de los seres humanos. Algunos de los síntomas que son más claros en los pacientes con párkinson son las sacudidas o temblores involuntarios, el movimiento lento, además de los músculos rígidos y poco flexibles.

Sin embargo, generalmente cuando se hace el diagnóstico, el daño de las neuronas es irreversible. En ese sentido, aunque aún falta que se desarrolle un cruce de estos datos con los de otros lugares en el mundo, la doctora Cynthia Sandor, autora del estudio, afirmó que estos relojes podrían ser una manera económica y confiable de identificar este padecimiento en una etapa temprana.

El Párkinson es una enfermedad neurodegenerativa y generalmente no se pueden revertir los daños cerebrales. | Foto: Getty Images

Hemos demostrado aquí que una sola semana de datos recopilados puede predecir eventos que pueden ocurrir hasta siete años después”, explicó Sandor, quien además expuso que estos resultados tienen implicaciones para la investigación y también para mejorar el reclutamiento de los ensayos y la práctica clínica, permitiendo que los pacientes accedan a tratamientos en etapas muy tempranas.