La relación diplomática entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más tensos en los últimos años.
Luego de que el Departamento de Estado norteamericano anunciara el llamado a consultas de su encargado de negocios en Bogotá, John McNamara, el presidente Gustavo Petro respondió con una medida equivalente, también llamó a consultas al embajador colombiano en Washington, Daniel García Peña.
El mandatario hizo pública su reacción a través de un trino en sus redes sociales, en el que inicio asegurando que ha redactado “desde su pensamiento y sus manos” cada línea de texto de las cartas que le ha enviado a Trump en este tiempo.
La respuesta llega en medio de una escalada de tensiones, luego de que el secretario de Estado, Marco Rubio, calificara de “infundadas y reprensibles” algunas declaraciones del gobierno colombiano sobre el reciente escándalo de un supuesto complot para derrocarlo.
Petro no solo ordenó el retorno de su embajador, sino que detalló los siete puntos de la agenda bilateral que, según él, deben ser retomados con urgencia. Entre ellos, incluyó temas como la descarbonización de la economía, la interconexión eléctrica entre América y la lucha contra el crimen transnacional.
Uno de los aspectos que destaca el mandatario es el combate directo a las estructuras multinacionales del narcotráfico.
Petro hace referencia a una supuesta confederación criminal conocida como la “junta del narcotráfico”, con sede en Dubái, que incluiría mafias de Colombia, México, Italia, Albania y el Cono Sur.
También insistió en un enfoque regional para alcanzar la paz en América Latina y el Caribe, mencionando salidas negociadas a los conflictos en Venezuela, Cuba y Haití, así como el levantamiento de bloqueos. En el plano global, pidió unir esfuerzos para lograr un cese al fuego duradero en Palestina y un avance hacia una solución de dos Estados.
Otro de los pilares de su planteamiento fue la creación de un tratado migratorio que respete la dignidad humana, reconociendo la facultad de Estados Unidos para aceptar o rechazar visitantes.
Asimismo, pidió colaboración en la reforma del sistema financiero internacional para facilitar el intercambio de deuda por acción climática por hasta 25 trillones de dólares.
Aunque la administración estadounidense no ha ofrecido detalles sobre las “otras medidas” que adoptará, el Departamento de Estado reiteró que, pese a las diferencias, Colombia sigue siendo un socio estratégico esencial para la región.
Este episodio se produce en un contexto de fuertes controversias derivadas de los audios filtrados del excanciller Álvaro Leyva, quien mencionó supuestos contactos con congresistas estadounidenses en el marco de teorías sobre un golpe de Estado.
Las declaraciones generaron reacciones directas de figuras como Carlos Giménez y Mario Díaz Balart, quienes desmintieron cualquier participación en complots y cuestionaron duramente al gobierno colombiano.