En Cali hay 101 puentes peatonales, construidos para facilitar el desplazamiento de quienes caminan por la ciudad.

Hoy la mitad de las estructuras están dañadas, muchas no tienen protección y todas representan un peligro para quienes las usan debido al mal estado, a la inseguridad que las ronda o porque se volvieron vías de paso para las motos.

El reportaje gráfico publicado ayer por El País evidencia la situación en la que se encuentran estos puentes, y da cuenta de la desidia de la administración municipal que, como sus funcionarios lo reconocen, no le ha dado prioridad al problema, ni ha destinado los recursos necesarios para adelantar la intervención.

Quienes pagan las consecuencias son los ciudadanos, que se exponen al atravesar por esos pasos deteriorados o al tener que cruzar vías de alto tráfico por el mal estado de los puentes peatonales.

Y el problema crecerá mientras no exista voluntad para darle solución.
Para arreglarlos no son necesarios grandes contratos o altas sumas de dinero, sino la atención de quienes deben velar por el bienestar de los ciudadanos.

La administración municipal está para gestionar y resolver las dificultades de la población, más cuando tienen que ver con salvaguardar la vida de los peatones y brindarles garantías para movilizarse de manera segura por Cali.