Más de 1500 muertos, centenares de desaparecidos, más de veinte mil desplazados y el arrasamiento de la zona, es el saldo de la tragedia dejado hasta ahora por el tsunami que barrió el distrito de Pandeglang en la costa oeste de Indonesia.

El origen de ese fenómeno estuvo en la explosión del volcán Anak Krakatoa, ubicado en el estrecho de Sunda, entre Java y Sumatra, que produjo un deslizamiento de tierra en el fondo del mar y desató el oleaje que el pasado 23 de diciembre se abatió sobre el distrito de Pandeglang.

A pesar de estar en una zona con alto riesgo por los volcanes y los tsunamis que allí se han producido, no hubo posibilidad de enviar una alerta, debido a lo inusual del fenómeno y a la falta de medidas para detectar su ocurrencia.

Otra vez, la tragedia se cierne sobre una región donde la belleza de sus playas atrae el turismo mundial pese a que en el pasado reciente ha soportado varios episodios similares que dejaron miles de víctimas.

Ahora, la zona está inmersa en el caos y en los esfuerzos que los supervivientes realizan para poder alimentarse y tratar de defender sus pertenencias, mientras las autoridades tratan de poner orden en medio de las graves condiciones que padecen los habitantes de la zona del desastre.

Es de esperar que la ayuda mundial llegue para aliviar la que puede ser una de las peores tragedias del 2018.