En las calles de Cali no se deben repetir los desmanes de años anteriores durante la fiesta de Halloween.

Hay que evitar que las caravanas de motos convocadas por las redes sociales se conviertan en un problema para la movilidad de la ciudad, se usen para ocasionar actos de vandalismo o para cometer delitos bajo el amparo de los disfraces.

Las autoridades ya advirtieron que no está autorizada ninguna caravana en esta fecha y que se dispondrá de 150 agentes de tránsito para hacer el control en las vías principales y en lugares como el túnel del Bulevar del Río que en otras ocasiones ha sido bloqueado o utilizado para hacer carreras.

La responsabilidad, sin embargo, no se le puede dejar exclusivamente a la Policía o a los encargados de mantener el orden vial.

En fechas como ésta es cuando la sociedad, la primera en sufrir las consecuencias de los desórdenes, debe solidarizarse con sus autoridades y hacer lo que sea necesario para impedir que sucedan hechos que después va a lamentar.

Su deber comienza con no atender las convocatorias que se hacen a través de las redes, y en denunciar cuando tengan conocimiento de ellas.

Si los caleños no ayudan a preservar el orden, será difícil que la ciudad se libre de quienes se aprovechan de unas fiestas para la diversión de los niños y las usan para generar caos o delinquir.