Hoy, hace 20 años, el Valle vivió uno de los episodios más infames y crueles de su historia.

En la mañana de ese 11 de abril, las Farc ingresaron de forma violenta en el recinto de la Asamblea Departamental, asesinaron al subintendente de Policía Carlos Alberto Cendales y secuestraron a doce diputados.

Y durante cinco años y dos meses los utilizó con crueldad infinita para tratar de someter al Estado, extorsionar a la sociedad y manipular a sus familiares.

La tragedia la completó el 18 de junio de 2007, el día en que once de los diputados fueron asesinados a sangre fría, producto, según lo confesarían los cabecillas de las Farc, de un ‘error’ de los bárbaros que los custodiaban.

Que devolvieran los cuerpos de Rufino Varela, Carlos Barragán, John Jairo Hoyos, Alberto Quintero, Juan Carlos Narváez, Edinson Pérez, Nacianceno Orozco, Carlos Charry, Francisco Giraldo, Ramiro Echeverry y Héctor Arismendy, se convirtió en otro calvario.

Como lo fueron los años siguientes para Sigifredo López, el único sobreviviente quien padeció 20 meses más en cautiverio y posteriormente fue acusado, injustamente, de haber participado en el secuestro y asesinato de sus compañeros.

Si bien las Farc como parte de la firma del acuerdo de paz pidieron perdón por el crimen que cometieron, los diputados del Valle siempre serán el símbolo de la infamia del secuestro, de los abusos cometidos por la guerrilla y de la violación del derecho a la vida y a la libertad.

El Valle y Colombia nunca los olvidarán.