Entre acusaciones de corrupción, pago de sobornos, injerencia en asuntos económicos y políticos, y detenciones de altos funcionarios, los cimientos del Parlamento Europeo se estremecen.

Y es Qatar, el país donde hoy se juega el Mundial, el que está de nuevo en el centro de las sospechas, según las autoridades por pretender lavar su imagen al precio que sea y comprando conciencias.

La investigación de la Justicia belga a varios eurodiputados llevó esta semana a la detención de la socialista griega Eva Kaili, vicepresidenta de la Cámara, de un exparlamentario y otras cuatro personas, incluidos el padre y la pareja sentimental de Kaili.

A ellos se les acusa de recibir fuertes cantidades de dinero y costosos regalos como pago por hablar bien de la nación árabe, defenderla de las acusaciones por violación a los derechos humanos y maltrato a trabajadores extranjeros que participaron en las obras para la Copa Mundo.

Los detenidos no serían los únicos involucrados; luego del allanamiento de las autoridades a la sede del Parlamento, varios diputados, en su mayoría del grupo político Socialistas & Demócratas, se apartaron de sus cargos o dimitieron de los comités a los que pertenecían.

Todo indica que apenas se ha encontrado la punta de la madeja y que aún falta por desenredar el resto para conocer hasta dónde llega este escándalo de corrupción que golpea a una entidad que se precia de ser defensora de la integridad y la transparencia.