No obstante los esfuerzos de las autoridades para controlar el uso de la pólvora, las cifras de personas quemadas continúan en aumento, empañando las celebraciones de los colombianos.
En el Valle del Cauca a la fecha se registran 24 casos de personas heridas por manipular pólvora, de las cuales 13 son menores de edad entre los 10 y 17 años.
A nivel nacional la cifra asciende a 625 casos, 218 de ellos niños y adolescentes, mientras en Riosucio, Caldas, resultó una persona muerta por esta causa.
Son datos que deberían generar conciencia entre los ciudadanos, para que disfruten y festejen sus fechas especiales con responsabilidad, protegiendo su integridad y la de los demás.
Está demostrado que no es suficiente con la prohibición de municipios y departamentos al uso de la pólvora, ni alcanzan los controles de las autoridades para perseguir a quienes la venden.
Es necesario, sin duda, que se impongan las sanciones y correctivos que contempla la ley a quienes incumplen las normas con las cuales se busca proteger a los colombianos.
Pero en primer lugar hay que educar a los ciudadanos y cambiar la
cultura de la pólvora como símbolo de festejo.
Celebraciones como la Navidad y el fin de año pueden desarrollarse con alegría sin necesidad de poner en peligro la vida.