Lo que hay en los ataques a los buses del MÍO ya no es la protesta, es la intención de destruir el sistema de transporte masivo que moviliza a millones de caleños.

El fin de semana pasado fueron 17 los vehículos atacados y un conductor resultó herido.

La semana anterior, en un solo día apedrearon a otros 12 buses, los rayaron, les destruyeron puertas y ventanas

Y en total van 50 en 15 días, sin contar los que resultaron averiados durante los dos meses de las protestas en la capital del Valle.

Ahora hay que encontrar a quienes promueven ese vandalismo sistemático y qué se esconde tras el interés de destruir buses y articulados.

Mientras ello sucede, siguen sin tomarse las decisiones que se necesitan para rescatar y poner a funcionar como corresponde el sistema de transporte masivo de la ciudad, que permita brindar el servicio permanente que reclaman los usuarios caleños.

No basta con que se arreglen las estaciones vandalizadas ni con reparar los buses atacados.

Hay que trabajar para que el Sistema cumpla con los objetivos para los que fue creado: darle orden urbano a Cali, facilitar la movilidad de sus usuarios que limite la polución, y prestar un servicio confiable que evite la proliferación del transporte pirata que tiene tomadas las calles de la capital vallecaucana.

Esa es la prioridad, así como encontrar y judicializar a quienes promueven los ataques al MÍO