El giro que dio el juicio contra Dominique Strauss-Khann es sorprendente.Al el ex director del FMI lo tenían contra la pared luego de la acusación por violación a una camarera: lo bajaron del avión en el que se iba para Francia, le pusieron brazalete y pagó una caución multimillonaria para que le permitieran la detención domiciliaria. Y luego de acusarlo de graves delitos, la Fiscalía desestimó el caso, dijo que las acusaciones de la camarera eran endebles, le sacó a relucir sus antecedentes y como van las cosas ella va a terminar siendo culpable y pagando por lo que pasó en el hotel Sofitel de Nueva York.Aunque no se descarta un arreglo por debajo de la mesa, el caso deja un mal sabor.Mientras Satruss-Khann se alista para regresar a su carrera política en Francia, la Justicia de Estados Unidos recibe las críticas por su actuación en un típico caso en el que el poder se impone sobre los débiles.