El periodismo tiene como oficio ser los ojos y los oídos de la sociedad, por ello su responsabilidad es encontrar la razón y la verdad de los hechos.
Cumplir con ese deber de registrar los acontecimientos, investigar y divulgar las irregularidades que afectan a los ciudadanos se ha convertido en una actividad de alto riesgo.
En el 2019, según la Fundación para la Libertad de Prensa, Flip, se presentaron en el país 515 ataques a periodistas, de los cuales 137 correspondieron a amenazas, cuatro a secuestros y dos a homicidios.
Es la intimidación que se usa como instrumento para someter a la prensa y para evitar que los comunicadores cumplan con su deber de informar la verdad.
Son presiones que no se pueden tolerar bajo ninguna razón; el periodismo es un servicio que se le presta a la sociedad, la cual tiene el derecho a estar bien informada, bajo la premisa de la independencia, la verdad y la libertad, círculo virtuoso de esta profesión.
Por ello hay que rechazar los ataques a los periodistas, vengan de donde vengan, ya sea de las organizaciones criminales que buscan acallar sus delitos, de los corruptos que pretenden tapar sus trampas o de cualquier otra instancia, incluido el Estado, que intente silenciar o censurar.
Las amenazas contra el periodismo reclaman la solidaridad de los colombianos y la acción de las autoridades para proteger a quienes ejercen su oficio de manera responsable y cumplen con el deber de informar.