Ayer se produjo la decisión que se esperaba la semana pasada tras el escándalo que sacude a la plana mayor de la Fifa.Joseph Blatter renunció a la presidencia de la Federación Internacional de Fútbol, donde se mantuvo durante los últimos 17 años, no sin antes haberse hecho reelegir el viernes anterior.Parece que el máximo dirigente del fútbol mundial comprendió la gravedad de lo sucedido, así como el malestar de países como Inglaterra o de organismos como la Uefa por su empecinamiento en continuar en su cargo.Ojalá esa reacción tardía no sea producto de un movimiento para asegurar que quien llegue al alto cargo continúe la era Blatter.La renuncia no significa que se acaba la corrupción en la Fifa. Para que ello suceda es necesaria la renovación total y que su dirigencia se comprometa a acabar con las prácticas malsanas que tanto daño le han hecho al fútbol del mundo.