El nuevo magistrado de la Corte Constitucional, Alberto Rojas, debió ser elegido por su hoja de vida y la experiencia que demostró, pese a los señalamientos que se le han hecho.Pero no se puede olvidar que la votación en la plenaria del Senado se convirtió en una lucha partidista en la que primó el interés por defender las cuotas del poder, por encima de la obligación de constituir una Justicia libre y ajena al clientelismo.No se puede descalificar a Rojas Ríos, quien ganó la magistratura con 61 votos a favor, frente a 7 de Alejandro Linares y 19 de Marta Lucía Zamora.Pero se generan dudas cuando quienes lo eligieron dicen que con él se conseguirá un voto más para aprobar en la Corte Constitucional los acuerdos que firmen el Gobierno Nacional y las Farc.Al magistrado Rojas le corresponde demostrar que su elección no es otro de aquellos intentos por satisfacer la clientela.