Algo grave pasa en Cali cuando todos los días el museo La Tertulia es objeto de ataques y vandalismo.

El museo es uno de los símbolos más importantes de la diversidad cultural en la ciudad y debería despertar el orgullo de los caleños.

Fue creado hace 66 años por ciudadanos que buscaron exaltar el arte contemporáneo, contar con espacio para la cultura y que todos los caleños se acercaran a ellos.

Por ello no se concibe que destruyan su entorno, vandalicen su mobiliario y embadurnen sus paredes con grafitis.

De acuerdo con sus administradores, esos actos se volvieron constantes, no se respeta ni la señalización ni la información que orienta a los visitantes y transeúntes, y sus instalaciones son atacadas.

Los arreglos le cuestan millones de pesos a La Tertulia, que lucha por sobrevivir para brindarle a Cali ese espacio dedicado al arte.

Los ataques nada tienen que ver con la cultura ciudadana, ni con una Cali generosa que le abre sus brazos a quien llega y es respetuosa de la diversidad.

La invitación es a que los caleños que aprecian los esfuerzos de La Tertulia y disfrutan de las posibilidades que brinda, protejan el Museo y denuncien a quienes lo vandalizan.

Y que las autoridades cumplan con su función de velar por la seguridad de un espacio que es símbolo de la capital vallecaucana.