El Banco de Alimentos nació por una iniciativa de la Arquidiócesis de Cali y lleva 22 años ayudando a los habitantes de la ciudad que lo necesitan.

Este es uno de los legados que dejó a la ciudad monseñor Isaías Duarte, quien aseguraba que “la obra de Dios no necesitaba plata, sino que requería tocar corazones”.

La entidad, que ha tenido una gran acogida de los caleños como una muestra de solidaridad, entregó recursos a 272 organizaciones sociales y 69 mil personas durante el 2021.

Pero hoy enfrenta problemas que la tienen al borde de cesar su labor: de las 17 toneladas que recolectaba a diario para cumplir su valiosa labor, solo le están llegando 7 a 8 toneladas, y las donaciones no alcanzan para comprar las que hacen falta.

Entre las razones de ese déficit están el encarecimiento de los alimentos, el aumento de la inflación y la disminución en los aportes que organizaciones, empresas privadas y ciudadanos hacían a la entidad.

Frente a esa crisis es necesario que la sociedad apoye y no permita que se marchite una labor social que además expresa la solidaridad y generosidad que siempre ha caracterizado a los caleños.