Entre la emergencia y la calamidad pública están Cali y el Valle de Cauca debido a la intensidad de las lluvias de las últimas semanas.
La situación está siendo particularmente complicada para los municipios que se encuentran en inmediaciones del río Cauca y en las estribaciones de la Cordillera Central, donde los aguaceros han provocado el desbordamiento de los afluentes, deslizamientos de tierra y amenazas de avalancha como sucede en la zona rural de Florida.
Para Cali la situación es grave por los derrumbes en el sector de ladera, el más vulnerable en las épocas de invierno, que ya provocaron la muerte de una niña y su madre, mientras la amenaza de una crecida del Cauca en el oriente de la ciudad sigue latente, obligando a decretar la calamidad pública.
Desde el año pasado se anunció una temporada de lluvias extremas debido al fenómeno de La Niña, que ya ha llegado y causar estragos en el departamento donde se reportan 7 personas fallecidas, 60.000 familias afectadas, 500 viviendas averiadas y 24 municipios en emergencia.
Ante esa amenaza de un invierno que apenas comienza y que puede extenderse por tres meses más, hay que estar alerta para evitar calamidades mayores.
La intensidad y los efectos de los fenómenos naturales son impredecibles en la mayoría de los casos, pero minimizar los riesgos, activar las alertas tempranas y fortalecer los organismos de prevención y atención de desastres es la prioridad en este momento.