Las declaraciones del candidato Petro sobre el sistema pensional y la insinuación de que echaría mano del ahorro pensional de los trabajadores cayeron como una papa bomba en el debate de las elecciones presidenciales. Recojamos los pedazos y entendamos esto qué significa.

En Colombia coexisten dos sistemas de pensiones. Colpensiones (antes ISS) administra uno que funciona como una olla común. La plata que aportan los trabajadores se usa para pagar las mesadas de los jubilados. Se supone que cuando los actuales empleados estén viejos habrá otros nuevos aportando. Sistemas así han hecho crisis en muchos países porque cada generación tiene menos hijos que la anterior, y es más longeva. Quedan pocos jóvenes soportando a muchos mayores y el Estado tiene que salir al rescate. En este esquema se prometen beneficios pensionales sin respaldo cierto, esperando el “que alguien más pague después”.

El otro sistema es de ahorro individual. Es del tipo “pague ahora y disfrute después”. Cada cual ahorra durante su vida laboral para la pensión. Es más prudente. No promete ningún beneficio futuro sin respaldo. Pero tiene el inconveniente de que suele conducir a pensiones más bajitas en comparación con el sistema de la olla común, pues éste último es subsidiado. Lo es porque las personas reciben una pensión que, en promedio, es superior al rendimiento acumulado de sus aportes. Y cuanto más alto el salario de la persona, mayor es el subsidio.

En Colombia el trabajador elige el sistema que quiere. Muchos aportan por años en el de ahorro individual y al final se dan cuenta de que les conviene pasarse a Colpensiones (hay un límite de edad para cambiarse). Esta coexistencia de sistemas ´a la colombiana´ es una anomalía en el contexto internacional. Por eso muchos expertos proponen un sistema “de pilares” del siguiente estilo. Si un trabajador gana, por ejemplo, 4 salarios mínimos, divide su cotización. Sobre los dos primeros salarios mínimos (digamos) cotiza obligatoriamente a la olla común y espera recibir de ella una pensión básica de ese orden. Y sobre la parte del salario que reciba por encima de dos salarios mínimos, cotiza a un fondo de ahorro individual para una pensión suplementaria. Si quiere que ésta última le salga más alta debe ahorrar más. Así se evita subsidiar con recursos públicos las pensiones altas.

El sistema de pilares logra cierto consenso entre expertos. Candidatos de diversas tendencias lo han propuesto incluso en elecciones pasadas. Petro hizo eco esa idea, que es buena, pero la presentó a su manera: con discurso incendiario contra los bancos y falsedades loquísimas sobre las comisiones de las administradoras del ahorro pensional. Hasta ahí los pilares.

Punto seguido el candidato propuso un subsidio de $500.000 para los adultos mayores que no alcanzan pensión (hoy lo hay de un valor menor para la mitad más pobre de ellos). Bien. ¿Y quién lo paga? Y ahí soltó la bomba: en declaraciones confusas habló de usar los recursos del sistema de ahorro individual. Claro: ahí hay billones, pero pertenecen a los trabajadores al igual que las cesantías. Y aún si prevaleciera la tesis de que son recursos públicos el Estado no puede hacer cuentas alegres, pues esa plata ya la debe. Los trabajadores se pensionarán en el futuro y la plata que tienen ahorrada más la que aporten en el futuro, se necesitará para cumplirles (y aún quedará faltando). El “gaste ahora y que alguien más pague después” ha quebrado Estados y empobrecido naciones. Que Colombia no sea la siguiente.

* Decano de la Escuela de Economía y Finanzas de la Universidad Icesi.