La neurociencia nos enseña que en el cerebro se crean sin cesar ‘senderos neurológicos’.

Los hábitos crean y fortalecen las conexiones neuronales cada vez que repites una acción.

Entonces, el sendero se vuelve dominante, y es como una ruta automática en el comportamiento.

El cerebro también desecha las neuronas que no utiliza, así como un árbol se desprende de sus hojas.

O sea, que tus relaciones y acciones ayudan a configurar tu cerebro en una labor de escultura.

Cuanto más repites una acción positiva o negativa, más refuerzas el hábito correspondiente.

Las experiencias de la infancia marcan un camino, pero puedes lograr cambios con persistencia.

Si repites una acción durante semanas ya tienes un hábito en ciernes. Lo sabio es practicar sin tregua.

@gonzalogallog