Una de las cosas más fáciles de olvidar son las promesas; prometemos en el fervor del momento y olvidamos en el frío del camino. Es muy frecuente en el mundo de la política y en momentos electorales. Son más las promesas que los resultados. No creo que terminen cumpliéndose ni el 30% de lo que allí se dice, unos por ingenuos y otros por bandidos.
El estallido social nos mostró que hay una bomba de tiempo en el descontento de muchos. Sin desconocer que hubo muchos actos vandálicos y muchos aprovechados pescando en ‘río revuelto’, también algunos colectivos de jóvenes sin recurrir a la violencia lograron sentarse en mesas de diálogo con instituciones, sociedad civil, gremios y empresarios, de donde salieron acuerdos y promesas para mejorar las condiciones de jóvenes y de quienes buscan oportunidades.
Algunos de esos compromisos se hicieron bajo el sentimiento del miedo por las revueltas y otros con conciencia y deseos de cumplir, entendiendo que muchos de los argumentos planteados son realidades que hay que cambiar por el bien de una sociedad más justa. Para la sociedad civil es más fácil agilizar y emprender las acciones de cumplimiento que para las instituciones públicas.
Sembrando Cali es un colectivo que está dedicado a fomentar la agricultura urbana y semiurbana como herramienta de construir soberanía alimentaria y apoyar el tejido social que el trabajo con la tierra logra hacer en una sociedad desconectada. Junto con Compromiso Valle de Propacífico durante este año se han levantado con las comunidades varias huertas madres que irrigan muchas otras satélites. Hemos trabajado con comunidades que antes ni se podían ver, ha sido un trabajo a favor del entendimiento y el acercamiento pacífico para resolver conflictos alrededor de una huerta donde se generan lazos de acercamiento. Se están cumpliendo promesas, no sé si todas, pero se está cumpliendo.
Esperamos que las instituciones de la Nación, de la Gobernación y la Alcaldía también lo estén haciendo bien. Ojalá que muchos de estos proyectos se hagan con gente de Cali, tenemos gente capacitada que entiende mejor la dinámica social de nuestra ciudad y de esa manera favorecemos lo local.
Hay ciertos colectivos que me han expresado que un año después de haber firmado los acuerdos, todavía no se ha avanzado como debería ser, esperamos se cumplan pronto, es importante no olvidar. Hago un llamado desde esta columna al Alcalde, a sus secretarías, a los empresarios y fundaciones a que cumplamos y favorecer a las comunidades y no a nuestros propios intereses.
Cali es una ciudad distinta a otras de Colombia, con más desplazados y afrodescendientes, que requiere una especial atención, que es tarea de todos. Con quejas y promesas no es suficiente, es cuando somos proactivos que se logra la construcción de nuevas ciudadanías que comprendan lo pluriétnico y multicultural para lograr un desarrollo integral.