Siendo el río Cauca el segundo más importante de Colombia, su cuidado y sobre todo recuperación es y debe ser un tema de interés nacional. En lo que tiene que ver con el departamento del Valle del Cauca nos debe interesar particularmente su cuenca alta, entre muchas razones, porque de esta proviene gran parte del agua que potabilizamos para el consumo humano.
Desde 2009 el Gobierno Nacional construyó un Conpes (Consejo Nacional de Política Económica y Social) enfocado en la recuperación de este importante río. Como son los Conpes, este es un documento en el cual el diagnóstico queda claro, las soluciones también, pero cuya ejecución lamentablemente no avanza tanto. Desde hace unos años se ha venido consolidando la plataforma colaborativa para la Recuperación de la Cuenca Alta del Río Cauca como instancia de articulación para activar los temas que se deben priorizar en la materia. Dicha instancia hoy cuenta con un plan de acción claro en el cual, entidades públicas, privadas, académicas y sociedad civil se comprometen con acciones claras que contribuirán a la descontaminación del río.
Dentro de dicho plan de acción, hay un tema estructurante y de ciudad, al cual debemos darle toda la visibilidad y aunar esfuerzos para sacarlo adelante: la Ptar Cañaveralejo.
En Cali, actualmente no se trata la totalidad de las aguas negras que generamos, y la porción tratada, se hace a nivel primario, no óptimo para una ciudad como la nuestra. Esto hace que Cali sea el mayor aportante de contaminación al río Cauca y que cualquier acción que tome la ciudad en materia de tratamiento de aguas residuales, impacte directamente la calidad del agua y así mismo, la vida de sus habitantes y la de los habitantes de los municipios aguas abajo en el Valle y el eje cafetero.
Sólo como referencia, después del paso por Cali los niveles de oxígeno disuelto del río, uno de los parámetros que indican el nivel de contaminación del agua, desciende drásticamente.
Desde el comienzo la Ptar Cañaveralejo se proyectó en dos fases: la primera, cuya construcción inició en el año 1997 y que entró en operación en el 2002, incluyó tratamiento preliminar, tratamiento primario avanzado, tratamiento de lodo, generación de energía y control de olores. En el 2017, luego de 15 años de haber entrado en operación, no sólo no se avanzó con la segunda etapa proyectada para la Ptar, sino que se contrató una repotenciación de la primera fase, lo cual evidenció que ni siquiera el tratamiento primario se estaba realizando de manera óptima.
La segunda etapa, que aún no se construye, comprende el tratamiento secundario mediante el proceso de lodos activados estabilización por contacto y el tratamiento del lodo secundario. Se estima preliminarmente que este proyecto cueste $1,2 billones de los cuales, la ciudad tiene aproximadamente una cuarta parte.
Emcali ya avanza en la contratación de los estudios y diseños detallados. Estos se requieren para gestionar los recursos de un proyecto de esta envergadura. El paso siguiente, urgente e inminente, es el trabajo conjunto entre los actores públicos, privados, académicos, civiles de la región, para que aseguremos la inclusión del proyecto en el plan nacional de desarrollo y, por lo tanto, su financiación faltante con la participación del Gobierno Nacional. La salud del río y de los habitantes del Valle del Cauca está en riesgo. Este proyecto sin duda debe entrar en la lista de proyectos prioritarios para la región. La delicada situación de la Ptar Cañaveralejo amerita una respuesta coordinada y efectiva por parte de todos los actores públicos, privados y el Bloque Parlamentario de la región