A veces basta solo un instante para recordarnos por qué vale la pena creer en lo colectivo. Esta semana, en la Cinemateca del Museo La Tertulia, durante la ceremonia del Premio Cívico, el grupo Juventud Rumbera de Yumbo, ganador de la edición anterior, abrió la ceremonia con una energía desbordante. Y allí, los pasos y la alegría del más chiquitín, William Carmona, evidenciaron también por qué cuando la comunidad encuentra un escenario, la esperanza también baila.
Este año se inscribieron al Premio 258 iniciativas de Jamundí, Candelaria, Cali, Yumbo y Palmira. De ellas, 60 fueron seleccionadas. Basta escuchar sus historias para entender la magnitud de lo que se construye en los territorios. Ver tantas ideas, talentos, convicciones y procesos comunitarios, deja llenito el corazón. No es romanticismo: es la evidencia viva de la fuerza social de la ciudad región.
Entre los participantes hubo proyectos que fortalecen la salud mental de jóvenes; colectivos que recuperan espacios públicos para volverlos lugares de encuentro; procesos ambientales que protegen ríos, humedales y cuencas; organizaciones que enseñan música, danza o teatro a niños que buscan un horizonte; programas deportivos que cambian destinos en barrios donde el riesgo se confunde con la rutina. Running Social, desde el barrio Sucre, recordaba que correr no es solo un deporte: es sostener al otro cuando más lo necesita, y que el Premio Cívico es la unión de “gente muy áspera y soñadora que nos ratifica que merecemos una Colombia diferente”, como bien lo expresó Jhonatan Escobar.
A lo largo de su existencia, el Premio Cívico ha identificado más de 2186 iniciativas; ha fortalecido 302, y ha aportado más de 1.670 millones de pesos en capital semilla. En esta edición, 40 de los 60 finalistas recibirán aportes por un total de 400 millones de pesos para potenciar su impacto. Pero el premio va más allá de los recursos: incluye 11 módulos de formación, acompañamiento técnico y retroalimentación de jurados que visitaron cada territorio para entender, no solo evaluar. Esa combinación: rigor, escucha y apoyo, es la que permite que cada grupo trascienda la buena intención y se convierta en un motor de transformación.
Nada de esto sería posible sin el compromiso del sector social y privado. El Premio hace parte del eje de liderazgo sólido de Compromiso Valle y es fruto de la sinergia de las Fundaciones Alvaralice, Smurfit Westrock Colombia, Carvajal, Fanalca, WWB Colombia, Scarpetta Gnecco; Colegio Freinet, Centro de Educación e Investigación para el Desarrollo Comunitario Urbano y Rural (Cedecur), Colombates, Yumbo Cómo Vamos, Fundación Empresarial para el Desarrollo de Yumbo (Fedy), y medios de comunicación como el Noticiero 90 Minutos, Diario El País y Yumbo Estéreo y como socios nacionales las Fundaciones Corona, Bolívar Davivienda, Plan Internacional y Corporación Uniminuto.
El 25 de noviembre, la región se vio a sí misma en las historias de estos 60 liderazgos: personas que trabajan lejos del aplauso, pero cerca de sus comunidades; que transforman realidades con creatividad, disciplina y compromiso; que cuidan, enseñan y abren caminos. Y es en esas voces donde una región encuentra su pulso. En líderes que sostienen procesos que cambian vidas. En niñas y niños que sienten que sí pueden, en adultos que perseveran. En jóvenes que encuentran una pista, o una cancha, un taller, una biblioteca, dónde construir futuro.
Porque cuando una región se une, pasa algo simple y poderoso: el futuro se abre paso. Y, a veces, lo hace al ritmo de un niño que baila sin miedo. @pagope