El primer impreso de la historia fue la Biblia, producida con la máquina de Johannes Gutenberg. Esta semana, el Papa León XIV canonizó al primer ‘influencer’ en la historia milenaria de la Iglesia: un joven que, usando sus plataformas digitales, llevó el mensaje católico a millones. No es coincidencia. Si algo ha caracterizado a la Iglesia es su capacidad de adaptarse a los tiempos. Y el alcance de las plataformas digitales es tan vasto que ni siquiera la Iglesia ha podido ignorarlo.
La centralidad de lo digital en los modelos de negocio de los medios modernos es innegable. Cerca del 80% de los presupuestos de mercadeo empresarial se destinan hoy a canales digitales. Esto responde a una simple lógica matemática: las órdenes de magnitud. Cada vez que la humanidad adopta una innovación que multiplica su alcance por diez, se transforma la historia. El automóvil permitió recorrer trayectos diez veces más rápido que los caballos; la imprenta multiplicó la circulación del conocimiento respecto a los manuscritos; el internet revolucionó la difusión de información en varios órdenes de magnitud.
En los años 90, un periódico podía imprimir más de 100 mil ejemplares diarios. Hoy imprime apenas una fracción. Pero esos lectores no desaparecieron: migraron al entorno digital. En Colombia, los ciudadanos pasan en promedio 9 horas y 10 minutos diarios en línea, de las cuales 3 horas 30 se dedican al consumo de contenidos y 3 horas 45 a redes sociales. La misión de un medio responsable es llevar información veraz y de impacto periodístico allí donde están sus audiencias.
El fundador de El País, Álvaro Lloreda Caicedo, acuñó el lema “antes de que cante el gallo, El País en su casa”. Lo que nunca pudo imaginar fue una herramienta tan poderosa como las plataformas digitales. No sorprende que El País fuese el primer medio regional en Colombia en digitalizar su sala de redacción y lanzar una página web.
El cambio tecnológico no afecta solo a la distribución: también redefine la producción de la información. El periodismo de datos permite descubrir patrones y verdades ocultas para beneficio ciudadano. La inteligencia artificial facilita la creación y síntesis de contenido a escala.
Quien suscribe ha sido jurado de concursos de periodismo de datos y desarrollador de herramientas en este campo; soy un nativo digital. Sin embargo, la labor del periodista sigue siendo esencial. En un mundo saturado de información, el pensamiento crítico es más necesario que nunca.
Nos movemos de una cultura que busca respuestas hacia una ciencia de preguntas. Formular las preguntas que generan mayor insight es el trabajo central del periodista, junto con mantener relaciones sólidas con fuentes humanas que iluminen los problemas de los vallecaucanos.
Jim VandeHei, fundador de Axios, sostiene que el futuro de los medios pertenece primero a los “super periodistas”, aquellos con relaciones primarias excepcionales con sus fuentes, y luego a la inteligencia artificial, capaz de procesar y sintetizar datos, informes y comunicados a gran escala.
Finalmente, la tecnología habilita la personalización. Ningún periódico impreso puede adaptarse a los intereses individuales de cada lector. Lo digital sí lo permite: noticias a la medida en deportes, política, economía o cultura.
En esta nueva era, El País apuesta por el futuro. Estamos llamados a convertirnos en lo que debemos ser: una empresa moderna de multimedios y herramientas especializadas de información.