Todavía sobran dudas de la chequera del gobierno que llega. Parece infinita para trenes de costa a costa, pero sigue en ceros para lo más básico: para proteger a los colombianos y su soberanía.

Con la designación en la cartera de Defensa, volverá la discusión de los aviones de combate y su costo millonario. Su necesidad, y precio, son realidades innegables. La Fuerza Aérea lleva desde 2012 insistiendo en la necesidad de renovar la flota de aviones de combate. Su urgencia es contar con herramientas disuasorias para prevenir un ataque de nuestros rivales.

Tienen razón quienes dicen que no parece una necesidad urgente y suena a gasto desproporcionado. Insisto: parece y suena. Pero comprar aviones militares no es cuestión de ocio. Hay que hablar de Venezuela, así algunos crean que meterla en la discusión es invocar a un coco inofensivo como cortina de humo.

Las capacidades militares de un país se evalúan, además de métricas cuantitativas, a partir del contexto geopolítico. Es decir, vis-à-vis las capacidades ofensivas y defensivas de sus vecinos y las posturas de esos gobiernos. Aunque con este gobierno nos acerquemos al régimen venezolano, Colombia debe mantener sus capacidades para defenderse.

Hoy difícilmente las tiene. Colombia compró una flota de aviones israelíes Kfir hace 40 años. En el 2023 cumplen su vida útil y deberían salir de operación. Probablemente no lo harán. Entre ahorro y ahorro, nuestras fuerzas militares son expertas en extender la vida de sus equipos así funcionen a media marcha.

Sí, 14 billones de pesos de los que se habla para los nuevos aviones es un platal. Pero es errónea la comparación con el equivalente en colegios, puestos de salud o demás servicios sociales. Es un dilema falso. Si a eso se reduce, Colombia no compraría ni un bolillo más. Es obligación de un Estado garantizar la vida y la libertad de sus ciudadanos. Sin las capacidades adecuadas, algunas de las cuales deben ser coercitivas, el Estado sería inútil.

Mientras tanto, la flota de combate de la fuerza aérea venezolana es considerada una de las más capaces de la región. Su corazón son 23 aviones Sukhoi SU 30 MK2 que adquirió de los rusos. Tienen el alcance y capacidad de carga más elevados, los sensores más avanzados y cuentan con misiles R-77, R-27 ER y Kh-31. Para completar, Venezuela tiene dos escuadrones de cazas F16 que, a pesar de no ser de una variante avanzada, siguen siendo altamente capaces para combates y una de las redes de defensa antiaérea más avanzadas.

Así las cosas, en serio, ¿quién o cómo nos vamos a defender?