Hace años me di el regalo de estar en un evento en el que el Dalái Lama era el invitado en Bogotá.
Confieso que, a pesar de no estar cerca, se sentía una energía especial que venía de él, de unos monjes que meditaban y de la gente.
Lo admiro por su sabiduría y en especial porque tiene una mente abierta a todos los credos. Ni habla del suyo.
Admira a Jesús y eso se palpa en sus charlas y en libros en los que alaba y comenta las enseñanzas del Maestro.
Hay una frase suya que me fascina y se la dio a alguien que le preguntó un día: Dalái, ¿cuál es la mejor religión? Él dijo:
”Es aquella que te convierte en una mejor persona”. Muy sabio. No cuentan las religiones sino el amor efectivo.
De él es también esto: “Si alguien busca un recipiente para arrojar basura de quejas, odios, rabias o juicios, busca que ese recipiente no sea tu mente”.
Yo en mi vida soy una especie de cristiano-budista porque busco amar y aplicar la sabiduría de Yeshúa y de Buda a los que sigo.
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