Ámate, ama y donde vayas irradia luz, donde estés siembra semillas de bondad, donde vayas deja una buena huella.

Sé ese ser compasivo y lindo que derriba muros que separan y construye puentes que unen y crean hermandad.

Sé un faro de luz, un oasis en el desierto, una lluvia que trae vida, una presencia que tranquiliza y anima.

Sé la hermosa rosa que regala su fragancia, incluso a aquel que la corta, porque nació pada dar y darse.

Que tus pensamientos sean tan positivos como lo son tus palabras y también lo son tus buenas acciones.

Ten la paciencia del buen pescador, la alegría del infante, la sabiduría del sabio y la calma de los que no conocen la ira.

Logra con tu amor y tu rectitud que los demás se regocijen cuando llegas y se sientan tristes cuando partes.

Sé un buen instrumento de Dios y entonces sanarás y armonizarás con tu sola presencia y sin necesidad de hablar.

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