Nora Esperanza Cruz dedicó su vida a rehabilitar prostitutas pobres y a sus niños en la oscura zona del Cartucho.No tiene hijos pero le sobran porque esas mujeres renovadas y sus pequeños la adoran y le dicen mamá. Su Fundación Vida Nueva en Bogotá es ejemplar y nos muestra todo lo que se logra con la fe y el amor.Albeiro Vargas cuida ancianos desde los nueve años, aunque nació en un barrio de invasión de Bucaramanga. Hoy tiene un ancianato maravilloso y continúa con su obra, rico en amor y pobre en desaliento.Rocío Laverde ayuda con profundo amor y calladamente a jóvenes violadas o en alto riesgo.Cientos de niñas han encontrado luz y amor en su Fundación Cermujer de Cali. Pero a ella no le interesa figurar sino servir. Los anteriores son tres ejemplos entre muchos de esos colombianos ejemplares ricos en humanismo. Y tú, ¿qué haces por los que sufren?