Todo pasa. Como pasa el agua en su continuo fluir, como pasa el viento, como pasa la vida.
Nada es permanente y por eso eres sabio cuando no te aferras a nadie ni a nada. A más apego más sufrimiento.
Anitya en sánscrito es impermanencia. Una verdad practicada en el budismo: todo es pasajero y si lo aceptas vives soltando y no amas amarrando.
Algunos llaman amor a relaciones sufrientes debido a fuertes apegos que desnudan su inseguridad y su baja autoestima.
Ámate mucho para no querer con cadenas invisibles que traen dolor y asfixian la libertad.
En su sabia letrilla-plegaria Santa Teresa de Jesús destaca algo hermoso:
Si de verdad amas a Dios con todo tu ser, nada te falta y aceptas que todo se pasa.
Nada me turba, nada me espanta, todo se pasa. Dios no se muda.
Practica un amor libre y liberador.