El primer amor es amarte sin medida a ti mismo, bien consciente de tus talentos y también de tus limitantes y fallas.

Sí, el primer amor no es el de la adolescencia, es aceptarte como eres, valorarte, cuidarte y dar lo mejor de ti.

Amarte es amar lo que haces, buscar tus sueños con pasión y avanzar sereno ante el paso inexorable del destino.

Es seguir lo que cuadra con tus anhelos, no rendirte cuando hallas obstáculos y buscar otras estrategias.

Te amas cuando aceptas que no siempre puedes hacer lo que quieres, pero sí puedes querer lo que haces.

Cuando te amas tienes coraje para arriesgarte y sabes que los nuevos riesgos abren nuevas posibilidades.

Cuida tu ser y nutre a diario tu alma porque siendo espiritual gozas de paz interior y de equilibrio.

Con Dios en tu vida tienes días prolíficos en afecto y logras tener arduos procesos de desprendimiento.