Ora así: Pienso en ti, amado Dios mío, y el alma agitada se serena y mi mente recibe una luz radiante.
Tu presencia es agua fresca para mil espíritu sediento. Padre amoroso, me das una fe sólida y un amor libre y liberador.
Amo sin apegos porque en ti tengo un refugio seguro, eres manantial de paz, eres mi faro en los días oscuros.
Con apegos el amor es un barco anclado que no puede zarpar. El amor no encadena y respeta.
Muchos llaman amor a lo que sólo es posesividad, deseo, atracción o comodidad. Incluso se confunde el amor con el pesar.
La triste paradoja del ser apegado es que cree vivir pensando en la necesidad del otro pero en realidad vive pensando en la suya.
El apego es una fantasía de la mente. Suelto el apego a ciertas creencias para poder soltar los lazos que me ligan a alguien o algo.
Hoy tomo consciencia de que amar con apegos no es ese verdadero amor que ayuda a los otros a volar libres
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