En sintonía amorosa con Dios superas el desánimo y sales de un estado de perplejidad que paraliza.

Aunque todo parezca conjurarse contra ti, eres capaz de enfrentar que alguien parta de tu vida.

Cambia la impotencia por acción y saldrás adelante. Repite mucho esta afirmación o decreto:

“Hoy elijo amar con libertad, afianzo mi confianza y decido querer sin poseer. Hoy renuevo mi autoestima.

Cuento mis dones y eso me impide aferrarme a otros y necesitar de ellos para ser feliz. Amo y me amo.

Hoy elijo amar a Dios y así no hay vacíos que me llevan a apegarme. Dios llena todos mis vacíos”.

Con una fe firme en Dios y en ti mismo puedes actuar como el cangrejo que, en caso de necesidad hace esto:

Se desprende de alguna de sus tenazas o sus patas para escaparse. Sé cómo el árbol que entrega todas sus hojas en el otoño.

Sigue en Instagram @Gonzalogallog