Jericó es considerada por muchos académicos como la ciudad más antigua; fundada alrededor del 9000 a.C.

Quienes vivían en Jericó pueden ser los primeros humanos que renunciaron a su costumbre de cazadores-recolectores.

También domesticaron plantas y se volvieron agricultores por vez primera en un asentamiento permanente.

Imagina un grupo de cazadores-recolectores denominados ‘natufio’' por los arqueólogos actuales.

Tenían armas de caza como lanzas, se vestían con cuero de piel de gacela y sus joyas eran cuentas de los huesos de ese animal.

Cargaban sus alimentos e insumos en canastas y en pieles de animales y los acompañaban perros domesticados.

Para espantar a los invasores, la gente de Jericó construyó la muralla más antigua conocida en el mundo, hacia el 8.000 a.C.

En ese momento, la población de Jericó probablemente había llegado a 2.000 personas más o menos. Habían menos de 10 millones de personas en todo el mundo.
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