Una buena manera para conocerte es hacerte preguntas sobre lo que te disgusta de los otros y de la vida.

Pregúntate también: ¿Qué te saca el genio, me quita la paz y me descompone o altera?

Míralo bien y quizás te sorprenda descubrir que mucho de lo que ves afuera está dentro de ti mismo.

Pongamos que en tu lista de eventos o realidades que vuelven trizas tu serenidad y tu felicidad hay cosas como éstas:

Perder dinero, un robo, un vuelo cancelado, una crítica, la visita de alguien que te cae mal o la depreciación del dinero.

Si todos esos hechos te impiden ser feliz, quiere decir que no eres tan espiritual como lo proclamas.

Quiere decir que lo material te condiciona y es mucho más importante que tu paz interior.

En efecto, si lo espiritual fuera para ti lo primero ninguna de esas cosas debería perturbarte. ¿Lo ves claro?
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