Un maestro oriental del espíritu espera que sus discípulos lleguen a lo que ellos llaman samadhi.
Es un alto estado de consciencia que brota de un estado de paz, armonía, amor, y que afianza esos mismos valores.
Lo vive aquel que, con disciplina y paciencia, alcanza la unidad con el universo, los otros y con la divinidad.
El término viene del sánscrito sam o samyak: ‘Completo’ y adhi: ‘Absorción’. Es la meta que persiguen un hinduista o un budista.
Es una iluminación y una liberación que alcanza aquel que es fiel en su práctica de meditación.
La puerta del samadhi es muy baja y nadie entra sin agachar la cabeza, o sea, no se entra con ego, sino con humildad.
Es un camino de amor y vaciamiento o desapego que pide enamorarse de la soledad y el silencio.
Sí tú creas el hábito de relajarte y meditar puedes llegar a ese estado de iluminación, liberación y paz interior.
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