Cuando una llave se pierde, es una maravilla contar con otra llave maestra que abre todas las puertas.
En tu existir esa llave maestra es el amor a ti mismo, a Dios, a los demás y a la espectacular creación.
Ámate sin límites y sé consciente de que en el devenir eres tú mismo quien te animas o te frenas con tu actitud.
En lugar de estar esperando ir un día al cielo, crea acá mismo con amor el cielo para ti y para otros.
Ánimo, siente, piensa y vive en amor auténtico. Está alerta y no llames amor a lo que no lo es.
Hay amor donde hay aceptación, respeto, tolerancia, comprensión, perdón, generosidad, ternura, compromiso, verdad y reciprocidad.
El verdadero amor también pide paciencia, humildad, admiración y una entrega incondicional.
¿Esos valores son los que cultivas? Si no es así, entonces necesitas dedicarte a tener la llave maestra del amor.
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