Los mejores maestros espirituales acostumbran poner a pensar a los demás con historias o con acciones simbólicas. Jesús amaba eso.

Pues bien, cuenta la historia que un sabio guía llevó de paseo por el bosque a sus discípulos y les iba hablando.

Escogió a propósito un sendero dificultoso y, en cierto momento, varios se quejaron. Les detuvo y en meditación les dijo:

“Por el camino de lo fácil es muy común que la vida sea difícil y por eso un atleta entrena duro para que su competencia se le facilite.

El sendero espiritual tiene sus noches oscuras y sus tiempos de desierto para que el alma tenga temple como el metal ante el fuego.

Responde en tu interior esta pregunta: ¿De lo fácil has sacado alguna enseñanza valiosa para tu vida?”.

Terminada la meditación los llevó a un lugar donde unos pajaritos estaban ante una planta espinosa comiendo del fruto. Les comentó:

“¡Los animales son nuestros maestros! Han aprendido a saborear esos dulces frutos a pesar de las espinas”.
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