Saber vivir es el arte de crear un sagrado equilibrio entre el dar y el recibir, pero sin consciencia no lo logras.

Le dijo hace años un sabio sufi a un discípulo en Bizancio. “Si no te gusta lo que recibes, examina muy bien qué das y cómo lo das”.

El egoísta en su torpeza solo quiere recibir y, con un corazón de piedra, si da, es para hacer un trueque: te doy y me das.

El ser de amor da y se da sin expectativas, de modo incondicional, pero acaso le cueste mucho recibir.

De hecho, es bien frecuente en personas ‘buenas’ que no se amen mucho, renuncien a todo y no sepan merecer.

Necesitan mucho autoamor y disfrutar de lo que se merecen porque lo material es el premio por lo que dan.

También armoniza lo espiritual con lo material, lo interior y lo exterior, las relaciones y las posesiones. Crea un balance sagrado.

No caigas en la trampa de valorar un lado despreciando el otro. Es una falla decir: “Soy muy espiritual y no me interesa lo material”.

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