Finlandia es oficialmente el país más feliz del mundo por segundo año consecutivo según un informe de Naciones Unidas.
Dice el exprimer ministro Antti Rinne: “En nuestra sociedad hay equidad, el Estado de bienestar significa esto:
Cada persona posee el mismo derecho a la educación y a las prestaciones sociales.
Es además un país seguro para todos. Creo que debido a esas dos cosas somos tan felices”.
Educación se escribe allá con mayúsculas: pública y gratuita hasta el doctorado, es la mejor del mundo.
Finlandia ha encontrado un equilibrio dorado entre presión y libertad para que sus alumnos consigan buenos resultados.
Es el resultado de medio siglo de evolución social en el que prima la colaboración entre escuelas y la educación individualizada.
¿Es este excelente sistema una de las razones de la dicha de sus compatriotas? “Absolutamente” dice la joven ministra de Educación y Cultura, Li Andersson.
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