Uno de los mejores libros que he leído y disfrutado en mi vida es ‘Memorias de Adriano’ de Marguerite Yourcenar.
¡Qué erudición y qué oficio para adentrarnos en el alma y el actuar de ese emperador romano tan especial!
Esta mujer nacida en Bruselas escribía de modo genial, te atrapa y tiene que haber investigado mucho y trabajado como pocos.
Al inicio de una obra tan admirada, Adriano describe su enfermedad grave y se expresa con estas palabras sobre su organismo:
“Mi cuerpo, ese compañero fiel, ese amigo más seguro y mejor conocido que mi alma…”.
Excelente diagnóstico y certera reflexión. La verdad es que el humano poco piensa en su cuerpo y menos en su alma.
Al cuerpo lo envenenamos de varias maneras y, ¿acaso lo cuidamos con amor tal como se lo merece?
Y al alma ¿Cómo y cada cuánto la nutres? ¿De qué le sirven rezos mecánicos y ritos rutinarios?
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