Ya que estrenará la banda de alcalde elaborada, pacientemente, por las manos del sastre Luis Abel, Alejandro Eder podrá lucirse con una decisión tanto simbólica como ejemplarizante para la ciudad: concretar la demolición definitiva de la torre de 7 metros levantada ilegalmente por la constructora Jero SAS en el emblemático e imponente colegio de la Sagrada Familia.

Con la sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo del Valle del Cauca, sala de decisión, liderada por el incorruptible magistrado Óscar Valero, el pasado octubre, se cierra un capítulo negro para la ciudad por cuenta, primero, de las trampas movidas por la angurria comercial de negociantes de la arquitecta Fabiola Aguirre y de su hijo Jerónimo Aguirre Jiménez, quienes violaron las autorizaciones de intervención del edificio patrimonial por parte de la entonces secretaria de Planeación María de las Mercedes Romero y la secretaria de Cultura Luz Adriana Betancur, en la alcaldía de Maurice Armitage.

La Procuraduría de la Nación, en un fallo de segunda instancia, les ratificó que habían obrado correctamente y en cumplimiento de la ley, cuando primero dieron los lineamientos para la intervención, respetando el valor cultural del inmueble y luego la suspensión de la obra.

Igualmente, el director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, Alberto Escobar, confirmó en una extensa comunicación del 18 de octubre del 2018, que por tratarse de un bien cultural, declarado desde el 2000, era obligatorio respetar los lineamientos de protección que describió minuciosamente y que fueron violados. La irregularidad del promotor llevó a que decenas de caleñas perdieran la inversión que realizaron en una obra prometedora que debía haberse convertido en un ancla en el barrio el Peñón.

Nada frenó la terca insistencia con recursos leguleyos por parte el abogado Hernando Morales, apoderado de Jero SAS durante más de cinco años que lleva el pleito. El mismo que defiende al alcalde Jorge Iván Ospina, en su afán por no dejar el cargo por la puerta de atrás, suspendido por el abuso de los recursos que se esfumaron a ojos vista de toda la ciudad, para una supuesta Feria Virtual del 2020, un derroche en una ciudad azotada por la dolorosa pandemia que dejaba a su paso hambre y muerte.

Morales se propuso defender lo indefendible: la construcción ilegal de una monstruosa torre en hierro, además de la destructiva intervención del imponente claustro del emblemático colegio en el parque de El Peñón. Una obra que se ha podido adecuar con esmero y profesionalismo y no con la angurria económica que se les terminó devolviendo como un búmeran.

La justicia derrotó a Morales, aunque como suele hacer, apelará la sentencia con su pretensión de hacerse a los $ 64 mil millones que reclaman por perjuicios, de espaldas a los intereses de la ciudad. La administración Ospina dice haber iniciado el desmonte de la estructura ilegal, pero este parecería ser un globo de despedida. Por el contrario, Eder tiene la posibilidad de actuar y proceder a la demolición definitiva de la torre y la recuperación del edificio ancla del sector. La caída de este elefante blanco huella del pasado de corrupción tendría un significado simbólico para la ciudad, anuncio de los nuevos aires que se espera empiecen a soplar desde el próximo 1 de enero 2024. Un buen regalo de Reyes Magos.