Pasado mañana comenzará a deshojarse el último año del calendario petrista. Un último año en el que preveo pocas sorpresas en un gobierno que terminó hace dos años y medio cuando logró la aprobación de la reforma tributaria del exministro Ocampo, prácticamente la única meta que ha alcanzado el presidente Petro. El resto han sido trinos, peleas y escándalos, cosas que no cambiarán en el último tramo del cuatrienio presidencial. Por eso me atrevo a lanzar varias predicciones.

La red social X estará supercaliente con acusaciones y señalamientos que no llegarán a ninguna parte, pero que tendrán ocupados a los colombianos en foros, emisoras y redes sociales.

Ninguna reforma ni proyecto del Gobierno pasará la prueba en el Congreso y ningún decreto pasará el filtro de las cortes y el Consejo de Estado. El desgaste hará su tarea y el Presidente tendrá poca convocatoria a las movilizaciones a las que llamará para apoyar sus intenciones.

Viene la etapa definitiva en el juicio de Nicolás Petro por enriquecimiento ilícito y lavado de activos. De este proceso saldrán nuevas revelaciones que agitarán todavía más el debate electoral.

Correrán ríos de dinero en subsidios y eventos oficiales para obtener una votación que le dé una representación importante al Pacto Histórico en el Congreso.

Uno a uno se irán desmarcando del Presidente muchos de sus colaboradores más cercanos. Algunos por sus intenciones políticas y otros como el presidente de Ecopetrol por los líos judiciales que tendrán que enfrentar.

Y como a partir del 7 de agosto de 2026 tendremos a nuestro séptimo expresidente vivo, es decir, el expresidente Petro, me atrevo a predecir lo siguiente:

El 8 de agosto el expresidente Petro estará en el resguardo indígena de Toribío para convocar a un gran paro nacional en contra del nuevo gobierno. Pero como los indígenas no son tontos, le van a pedir mucho a cambio: la renovación de sus millonarios contratos, entre otros. Y Petro ya no será presidente, sino expresidente, y su margen de negociación será mucho menor, por lo que la minga indígena negociará con el nuevo gobierno de derecha.

La culpa de todo no la tendrá él, sino el gobierno Duque. Armando Benedetti, Francia Márquez y Alfredo Saade lo negarán, como Pedro negó a Cristo. Ninguno lo conoció.

Nunca sabremos la verdad sobre los supuestos problemas y adicciones del presidente Petro, todo quedará en la especulación y en la leyenda, como han quedado muchas otras de nuestros queridos expresidentes.