Los parqueaderos son factor esencial para la movilidad. Si no existen lugares para aparcar, las zonas de potencial desarrollo comercial, turístico o cultural auspiciarán la permanencia de los vehículos en las vías públicas o como lo hemos visto tantas veces, terminan siendo un fracaso para atraer visitantes, arrastrando el sector circundante en su desventura.
Cuando fui secretario de Hacienda de Cali en la Alcaldía de Germán Villegas, reconstruimos el Teatro Isaacs, iniciativa liderada desde el sector privado por Jorge Ernesto Holguín y Maria Isabel Caicedo. Un domingo, en medio de una presentación musical, un empleado interrumpió bruscamente a la artista y anunció en el micrófono que la policía se estaba llevando todos los carros que estaban afuera.
La estampida fue brutal pues es una zona con una pobre oferta de parqueaderos. Comprendí una vez más que ‘sin parqueaderos no hay paraíso’ y que nuestra obra estaba incompleta por una deficiencia externa. Los ejemplos son muchos: el placer de caminar San Antonio, El Peñón o Granada disminuye por la inseguridad de dejar el carro afuera ante la ausencia de parqueaderos.
Increíblemente el Plan de Movilidad Urbana de Cali PIMU propuesto por la administración y que se ha venido estudiando en el Concejo, en lugar de incentivos para la construcción de parqueaderos, trae todos los mecanismos posibles para desincentivarlos: fórmulas sofisticadas que lo encarecerán, exigencia de robotizarlos, etc. Es loable la intención de darle prelación al peatón y a la bicicleta y en eso los acompañamos, pero es iluso pensar que la formula para que los dueños de carros y motos no saquen sus vehículos es subir el valor de los parqueos. En el mundo primero se diseñan incentivos para buenos parqueaderos fuera de vía; se hace eficiente y rentable el parqueo en calles aledañas con parquímetros y alternativas similares, manejadas con eficiencia y honradez.
Lo propuesto hasta ahora estimulará la informalidad y la gente invadirá el espacio público huyéndole a los parqueaderos costosos. Además con intervenciones así, pronto nos estarán regulando las tarifas de los hostales o el valor de las peluqueadas.
Confiamos en el buen criterio de los ediles.