Ser presidente de EE. UU. le permitió a Trump inventarse el novelón del sabotaje contra él porque hubo un daño mecánico en la escalera del edificio de la ONU. Con ese ruidoso lamento, Trump hizo de víctima, de perseguido, hasta pidió al FBI investigar si hubo complot. Los presidentes en apuros montan novelones sobre ‘Intento de asesinato’ que no existen.
Con ese novelón, Donald Trump busca desacreditar a la ONU para no pagarles los millones que les debe. Lo insólito, no pueden expulsar a EE. UU. de la decadente ONU que tiene miles de burócratas. Hoy el sanguinario ruso, el ‘Tovarich’ Putin hasta amenaza con misiles nucleares a Ucrania y a Europa.
En la ONU rebuscados vainazos le lanzó Petro a Trump. Mientras Petro lo atacaba, la delegación gringa abandonó el salón, en un feísimo desprecio. A un alto funcionario de Trump le preguntaron qué opinaban de los ataques de Petro y respondió: “el habernos retirado sin escucharlo dice todo”.
¿Nos cobrarán los gringos las acusaciones al gringo? No lo duden, nos quitarán ayudas millonarias por ese vanidoso ‘vaciadón de Petro’ al poderoso Trump.
A Petro lo acompañaron en la ONU la vicepresidente Francia Márquez y el exfiscal General, hoy ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, ella y él aplaudieron con patriótica emoción a su jefe.
Mucho exembajador goza hoy su jubilación en Cali. Cuando Gustavo Balcázar Monzón era millonario, super jefe liberal y pidió embajadas para cinco amigos vallecaucanos y se los nombraron. Gozaron en años pasados las mieles diplomáticas el jurista Armando Barona Mesa, el culto escritor Óscar López Pulecio, Armando Holguín, Carlos Holmes Trujillo, Vicente Borrero, mi amigo José Pardo Llada y muchos más. Hoy los hijos de ellos esperan ser diplomáticos.
Este gobierno “del poder popular y del pueblo y para el pueblo”, revolcó nuestra diplomacia al crear 14 embajadas para los consentidos del petrismo gobernante. La ministra de los puestos diplomáticos hoy tiene 387 peticiones.
El presidente Belisario me ofreció un cargo diplomático en Centroamérica, no de embajador, más abajito si, y le respondí: “Gracias mi presidente, yo sería ineptísimo allí, soy muy informal, no tengo frac ni esmoquin tropical, mil gracias, no le acepto”. Así me salvé de ser burócrata, algo que solo curan los psicólogos.