Es preciso recordar el sueño del Faraón cuando José, el judío, descubrió el mensaje que Javé había enviado en el sueño de las siete vacas gordas y las siete vacas flacas. En realidad, así son los pueblos y sus propios destinos. Lo que quiere decir que por estos tiempos, con un Presidente cargado de ambiciones y sin inhibiciones morales, estamos atravesando un ominoso período de vacas flacas.

Ya sabemos que este tiene don de palabra para decir lo que conviene a sus grandes ambiciones. Estas se nutren de odio contra las clases media y productiva y aun los propios sindicatos, que tienen que hacer paros y huelgas todos los días. Ostenta el señor Petro un sentido colectivista -del viejo Marx- que ha acabado con la salud y va a acabar con el campo, mientras se genera un aumento en el cultivo de la coca y por supuesto de la cocaína. Y comete errores abismales como el que supone su programa de la ‘paz total’, incluidos en ella la guerrilla y los narcos presos en Medellín, y se niega a extraditar a aquellos que los Estados Unidos con pruebas solicitan.

La violencia hoy impera sobre nuestro territorio; y se debe a su conformismo con los narcotraficantes a los que extendió la mano del gobierno, desde el ‘pacto de la Picota’ de su campaña anterior. Y es que no hay que olvidar que él, Petro, fue un guerrillero; y quien asume las armas como parte de su lucha vital e ideológica es porque quiere matar y extorsionar y destruir el orden constitucional de un país. Él, pues, entró dispuesto a ejecutar tales acciones, que supusieron alianza con el narcotráfico -con Pablo Escobar- en la toma e incendio del Palacio de Justicia. ¡Remember, remember!

No es necesario en este enfoque observar cómo su diatriba es demagógica y de engaño. Gusta hacerlo, como gusta de ciertos ‘privilegios’ sexuales, como con el hombre-mujer de Panamá y con el actual ministro de la Igualdad, Juan Carlos Florián, actor pornográfico confeso, sin que le asista rubor por sus acciones. Con él pasó una noche -dicho por Petro- dizque “leyendo y subrayando el Capital de Marx en París”. Incluso sacó a su vicepresidente Francia, quien se negó a nombrarlo viceministro, para otorgarle a él el ministerio que ella ostentaba. ¡Asqueante! Como su perdida en la ciudad de Manta (Ecuador) y todo aquello que cuentan Benedetti y Leyva, con sus escapes psicotrópicos de viajes planetarios en Europa y en los recónditos lugares donde se escapa furtivamente.

¿Ante su desgobierno, podría pensarse que se han tomado el Valle del Cauca? Atroz, el horror nos carcome cuando palpamos ese genocidio y las amenazas pendientes y deliberadas, con un ejército y una policía diezmados por la propia acción del gobierno. Pero es grato resaltar el coraje y valor de la gobernadora Dilian Francisca Toro y del alcalde Alejandro Eder. Serenos, pero intrépidos y llenos de patriotismo, no obstante las amenazas de muerte que les han caído encima.

Los vallecaucanos estamos orgullosos de los dos mandatarios. Sentimos cómo ellos se identifican con los sueños y alegrías de un pueblo de progreso e integración. No es en este Valle donde pueden medrar impunemente los malvados y asesinos. Como se anotara alguna vez, si no recuerdo mal en el periódico La Patria de Manizales que ahora está cumpliendo 104 años, en este Valle del Cauca, bajo el verde hermoso de su planicie y la generosa y amigable sonrisa de su gente, siempre encontraremos en nuestros gobernantes aquella “Luz en la poterna y guardián en la heredad”, de las generaciones que se fueron.