Farsantes los ha habido desde las cavernas. Siguen, y seguirán apareciendo, hasta el final de los tiempos cuando desaparezca el último de los ingenuos y quede sin piso el último de los grandes vanidosos.Enric Marco es el más grande impostor de tiempos recientes, un narcisista (y añado yo, un gran sociópata), mentiroso y convincente como pocos, un gran seductor y maestro de la manipulación que se hizo pasar por más de medio siglo como un superviviente de los campos de concentración nazi y como antifranquista, sin haber sido ni lo uno ni lo otro. Fue desenmascarado en el 2005 por un historiador, Benito Bermejo, en medio de un escándalo mediático sin precedentes. Pero es Javier Cercas (“El impostor”, Ramdom House 2014) quien logra desnudar sus verdaderas motivaciones y circunstancias psicosociales.Si bien Cercas logra culminar una interesantísima pesquisa, hace una muy injusta comparación de Marco con don Quijote, porque ninguno de los dos se conformó con la grisura de su vida real y se inventaron y vivieron una heroica vida ficticia. Dice Cercas que la historia de don Quijote es la de un simple hidalgo llamado Alonso Quijano que tras haber llevado una vida mediocre, decide reinventarse como caballero andante y lanzarse a vivir una vida de héroe para ocultar tras la grandeza épica de don Quijote la pequeñez de su vida pasada. Marco es un simple mecánico barcelonés que después de una vida mediocre decide reinventarse con mentiras como un héroe civil con una vida idealista y llena de coraje.Si bien ambos desean que sus hazañas perduren en la memoria del mundo y que hombres y mujeres los consideren excepcionales, la diferencia es que Marco es un mentiroso que se lucra de su farsa, mientras don Quijote es un idealista con su mente puesta en un mundo mejor. Ambos quieren realizar sus sueños. Marco desea convertir sus mentiras, y don Quijote sus fantasías, en realidades palpables. “Marco reinventa su pasado en un momento histórico en el que su país, España, estaba reinventando su propio pasado. En la transición de la dictadura a la democracia, muerto Franco, casi todo el mundo empezó a construirse un pasado para encajar en el presente y prepararse el futuro. Todos tratando de demostrar que habían sido demócratas de siempre y que durante el franquismo habían sido opositores secretos. Con la dictadura, casi todos habían colaborado por gusto o por fuerza, casi todos habían prosperado. La democracia en España se construyó sobre una gran mentira pues no podía reconocerse honestamente como lo que era….en todo su horror, vergüenza, cobardía y mediocridad…”Las mentiras de Marco sobre su pasado y ejecutorias no se pueden circunscribir a España. Ningún país puede presumir de un pasado del cual no tenga algo de lo cual sentirse avergonzado. Ni existe un país, y ciertamente Colombia no es una excepción, que pueda negar que muchos de sus líderes públicos, con mucho menos talento que Marco o don Quijote, sean verdaderos impostores que intentan ignorar su pasado y se “atornillan” por años en la manipulación del poder.