Y nos llegó la hora. En Colombia transicionamos de este prologado encierro que fue llamado aislamiento preventivo obligatorio, a lo que ahora en la nueva fase se llama aislamiento preventivo con restricciones puntuales. Aunque para muchos nada cambie significativamente, por lo menos a todos los colombianos se nos quita de encima el peso sicológico de sentirnos reducidos a una vida llena de prohibiciones.

Yo pienso que, desde el primer mandatario para abajo, todos quienes nos gobiernan obraron con la mejor buena voluntad. Quisieron y quieren protegernos de ser contagiados de Covid-19 y protegieron al país y al sistema hospitalario de un colapso similar al que vimos en Nueva York y algunas ciudades europeas. Era su obligación como mandatarios elegidos y cumplieron, aún a sabiendas de lo que eso implicaría para la economía del país en el corto y mediano plazo.

Ahora nos llegan a todos unas nuevas responsabilidades. Una de ellas es reconstruir la economía de este país y ese debe ser un objetivo común.
Necesitamos seguir trabajando y más duro que nunca. Que renazcan los negocios que tuvieron que cerrar, que crezcan los que aguantaron y apoyarnos mutuamente con ideas, propuestas e innovación.

Tenemos al alcance de la mano opciones inmediatas para contribuir y una de las principales es comprar colombiano. Habrá quienes no veían la hora de montarse en un avión para ir al exterior de shopping a aperarse de artículos varios para el fin de año. Pero si de verdad queremos sacar adelante a este país, lo consecuente no solo es viajar en Colombia, sino comprar lo hecho por manos colombianas.

Por otra parte, y aunque todos sentimos vientos de libertad, recordemos que esa libertad viene acompañada de responsabilidad. Nadie nos ha extendido una invitación a enloquecernos.

Para quienes tenemos la fortuna de trabajar desde la protección de la casa, la situación no cambia radicalmente porque seguiremos guardados y resguardados, además porque sabemos que salir ahora podría llegar a ser más riesgoso que en los últimos meses.

Quienes salen a diario a oficinas, fábricas, instituciones educativas o establecimientos comerciales, el país entero está dándoles un voto de confianza y esperando que lo asuman como tal.

Y hablando de votos, ayer en una reunión alguien me dijo que esta nueva libertad en el contexto del Covid-19 era similar a un día de elecciones. Con nuestro voto podemos generar cambio, transformar y mejorar la sociedad en la que vivimos. Es algo de lo que se habla mucho ahora en Estados Unidos y quienes podemos votar en ese país por contar con doble ciudadanía, sabemos que nos necesitan ahora más que nunca para acabar una era oscura, miedosa, que ha dejado el ánimo de ese país en trizas y acabado con su sentimiento de comunidad.

Al igual que en una elección, en esta nueva fase en la que entra Colombia, cada ciudadano tiene en sus manos la potestad de transformar y que demos el paso hacia algo mucho mejor de lo que hemos tenido que vivir en la oscuridad del 2020.

Usar un tapabocas, tener una adecuada higiene de manos y guardar la distancia no es mucho pedir. No es para siempre, y aporta mucho al bienestar común. Ojalá entendamos eso. Entrar como muchos otros países a una nueva etapa de restricciones y prohibiciones sería francamente desgastante para el sentimiento colectivo y catastrófico para la economía. ¡Como colombianos nos llegó la hora de sumar, uno a uno lo logramos!

Sigue en Twitter @CarlinaToledoP