Entre las razones para el optimismo sobre el porvenir de nuestra ciudad es necesario mencionar la calidad de sus universidades. En el conjunto ocupa un lugar destacado una entidad establecida hace más de cincuenta años, la cual es heredera de la exitosa experiencia de su sede central fundada a comienzos del Siglo XVII. Me refiero a la Javeriana Cali cuya acción positiva impacta la región de manera relevante.
El principal compromiso de servicio asumido por la Javeriana es el de garantizar la formación académica de excelencia, lo cual tiene justa expresión en su acreditación institucional por diez años, la de mayor duración otorgada en el país.
Tal reconocimiento obedece a consideraciones relacionadas con la diversidad, número y calidad de sus programas. Entre estos se cuentan veintisiete carreras, veinticinco maestrías, veinticuatro especializaciones y tres doctorados. A lo anterior se suma su liderazgo en materia de investigación gracias a sus veintiún grupos que adelantan innumerables proyectos. Uno de los programas más destacables es el denominado Ómicas que integra campos como la genómica, la epigenómica y los sensores para mejorar la productividad agrícola sostenible y propiciar la seguridad alimentaria.
En el propósito de ofrecer a sus estudiantes óptimos recursos la Javeriana Cali cuenta con una de las mejores plataformas de laboratorios y equipos. Este aspecto es complementado por lasos fuertes y activos con instituciones del exterior a partir del sistema de universidades y colleges jesuitas, red que vincula cerca de doscientas instituciones en el mundo y facilita la movilidad estudiantil internacional.
Como institución orientada por la Compañía de Jesús la universidad tiene el mandato de trabajar en las fronteras del conocimiento y de los fenómenos sociales; allá donde se necesitan respuestas creativas y urgentes. Estos son procesos que a su turno alimentan la vida académica y consolidan la pertinencia de los saberes transmitidos.
La ruta señalada no está libre de riesgos. Al efecto conviene referir cierto episodio reciente en el cual la universidad fue invitada a albergar un evento relacionado con los cinco años del acuerdo de paz, pero el paso de los días dejó claro que el encuentro carecía de naturaleza universitaria, ya que no se incluían contrapesos a la voz de los antiguos actores armados. Ante esta circunstancia y considerando expresiones tanto de la comunidad educativa como de padres de familia, las autoridades institucionales y su rector en Cali, P. Luis Felipe Gómez, tomaron la decisión valiente de suspender la actividad. En nuestra nación desgarrada esta actitud sensata se convertiría en fuente de insultos y amenazas para el religioso. Unos lo tacharon de guerrillero y otros de paramilitar.
Con relación a la presencia en la frontera merece especial mención el Centro de Estudios Interculturales de la universidad. Además de su trabajo investigativo esta dependencia ofrece programas de impacto transformador como la Maestría en Interculturalidad Desarrollo y Paz, la cual acaba de graduar su primera promoción. El instituto también actúa de manera destacada para propiciar el diálogo integrador y la armonía ante situaciones de conflicto.
Por el bien de la región la Javeriana Cali está en marcha. Como lo proclama su himno, en esta institución “servir es siempre renacer”.
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