Al Qaeda está lejos del fin. Sumando esfuerzos comunes con extremistas de otras corrientes, estaría fortaleciéndose para acechar a Europa.
Europa tiene una guerra frente a la puerta. Ya no es Afganistán, que está más lejos, ni Somalia ni Irak. Esta vez el ruido de los tanques viene de África, a pocas horas de vuelo desde París y todos los europeos, en especial los franceses, se preguntan si de verdad Mali, su antigua colonia, se ha convertido en un foco de amenaza terrorista para Europa Occidental. No es la única pregunta que salta en estos días. Los galos también quieren saber si era necesaria la intervención militar y por último, si las consecuencias se traducirán en un espiral de atentados en Europa y secuestros de sus ciudadanos en África y Asia.La mayoría de los expertos no tardan en responder a las tres preguntas: sí, sí y sí. El primer sí, porque a la aspiración de los Tuareg de Ansar Al Din, de querer formar un estado propio en las arenas del desierto, se sumaron las aspiraciones de Al Qaeda del Magred Islámico, del Movimiento para la Unidad de la Yihad en África Occidental y otros grupos que, tras dejar al lado a los tuareg, consiguieron un amplio territorio para expandir los brazos yihadistas y la guerra santa.De estos grupos AQMI, brazo de Al Qaeda, es quien lleva el liderazgo y constituye la más grande preocupación para Europa. Los demás, obedecen. El jefe Abdelmalek Drukadel, luego de implantar la Ley Islámica en la zona conquistada del norte de Mali, se ha reservado para sí, cualquier actividad relacionada con la yihad, la guerra santa contra Occidente. Fue él quien organizó una entrenada red de células por Europa, células durmientes que cuando se les requiera despertarán.El otro sí, porque de acuerdo con los expertos occidentales, no es solo la implantación de otro estado musulmán, sino, de un estado que mantiene una retórica hostil hacia Occidente y en particular contra la Unión Europea. Sería como una nueva base de entrenamiento de grupos yihadistas, un territorio de libre circulación y muy cercano a Europa. Por eso justifican la intervención francesa y además, porque ha sido Mali quien ha pedido la ayuda. Y el tercer sí, porque la consecuencia de la intervención en Mali podría ser la reanudación de los ataques terroristas en Europa y el secuestro de ciudadanos europeos en África y en otros países de Asia.De hecho la intervención de Francia en Mali no produce una amenaza terrorista, porque esta ya existe, pero si podría despertar las células dormidas y aumentar los ataques. El sucesor de Bin Laden, Ayman al Zawahiri, ha mostrado su interés no solo por aumentar los atentados contra Europa, sino también por hacer del norte de África una lanzadera para que los grupos que operan en varios países, trabajen unidos. Quienes pensaron que la muerte de Osama Bin Laden suponía no el fin de Al Qaeda o de su núcleo más cercano, pero si un golpe contundente, se han equivocado. Aunque el núcleo se ha ido reduciendo gracias a los golpes militares por parte de Estados Unidos y sus aliados, su estrategia sigue viva, la estrategia del terrorismo global, la que combina cientos de formas y focos, y que no hace más que aumentar el miedo a un rebrote de atentados en territorio europeo, y claro está, mucho más con la intervención de Francia en Mali.Pero ¿qué se espera del terrorismo post Bin Laden? Muchas combinaciones de sus formas de lucha. Ya lo vivieron los franceses en marzo pasado, cuando un lobo solitario atacó en las ciudades de Montauban y Tuolouse, y lo viven los europeos que se han convertido en moneda de cambio en una buena parte de los países africanos. Al Qaeda no se cansa de buscar objetivos y de combinar sus formas de ataques. Desde los terroríficos carros bombas que se han cobrado cientos de vidas de civiles, hasta asesinatos, atentados y el nuevo método de personas solitarias.Los actos individuales de terrorismo yihadista pueden obedecer a la actuación de extremistas aislados -advierte el experto en terrorismo Fernando Reinares-, pero también puede formar parte del amplio repertorio de violencia de un grupo o de una organización terrorista. Por lo general, un lobo solitario se puede formar gracias a la dinámica generada en el seno de círculos yihadistas dentro de las comunidades musulmanas, muchas veces mimetizados en congregaciones salafistas. También pueden ser expresión de una decisión adoptada por líderes de Al Qaeda o de sus extensiones territoriales y organizaciones asociadas.Es el método al que le tienen temor los europeos, que se reavive, que se ponga de nuevo como estrategia y cometido ya no por terroristas venidos de otros lugares, sino por ciudadanos europeos, segundas o terceras generaciones de inmigrantes. Sin duda alguna el más peligroso ya que por lo general, son impredecibles y difíciles de detectar.Un solo hombre atacó en Francia en marzo pasado, otro asesinó al cineasta Theo Van Gogh en noviembre de 2004, uno mas trató de hacer estallar un avión en 2001 en la ruta París-Miami siguiendo órdenes de Kahlid Sheik Mohammed. Otro fue el encargado de atentar en un vuelo comercial sobre Detroit, siendo neutralizado. Todos estos actos se inscriben dentro de la amplia gama de métodos de los que disponen los terroristas para atacar.La amenaza del terrorismo yihadista para las sociedades europeas sigue latente y seguirá mientras los grupos y organizaciones que la llevan a cabo sigan alimentándose de nuevos integrantes y de maneras de financiarse como el tráfico de armas y de drogas. Y siga el caldo de cultivo: la inmensa pobreza en África y en países del suroeste asiático. El dinero para los atentados a los trenes de Cercanías en Madrid, por ejemplo, salió en parte del menudeo de drogas, de hachis, que consumieron cientos de españoles.La respuesta no se ha hecho esperar. Los gobiernos también han podido sacar adelante nuevos métodos de vigilancia y control de los posibles terroristas, al menos en territorio europeo, porque resulta difícil controlar en las arenas del desierto, en el norte de Mali por ejemplo, donde se ha establecido casi que un territorio libre que piensa expandirse hasta convertirse en un nuevo enclave yihadista. Si es que ya no lo es.En este sentido, la Central de Inteligencia Americana (CIA) ha logrado recuperar el prestigio perdido durante muchos años, con el golpe que acabó con la vida de Osama Bin Laden en 2011.Ha recuperado tanto dentro como fuera de Estados Unidos una imagen que se vino abajo luego de los atentados a los Torres Gemelas, ya que el pueblo norteamericano consideró que no supo valorar la amenaza terrorista aun cuando tenían ya pistas de que algo iba a suceder, y duraron años persiguiendo a Bin Laden, sin resultados positivos.La CIA en su recuperación ha conseguido un arma poderosa que permite acabar con los jefes de Al Qaeda o de cualquier organización terrorista, sin siquiera estar cerca de ellos: los aviones no tripulados, utilizados también por Israel contra los palestinos, que ponen la tropas a salvo mientras desde el mismo Estados Unidos se realiza el ataque en un pantalla de ordenador.De los grupos terroristas se puede esperar todo. Lo que no cambia son sus métodos. Sin poder enfrentar al enemigo en los campos de batalla por la desigualdad abrumante de medios, la estrategia seguirá siendo la de llevar la guerra a las tranquilas sociedades de los países occidentales a los que acusan de combatir a los musulmanes. Una guerra de desgaste.La muerte de Bin Laden -explica la investigadora Carola García-Calvo, del Instituto Elcano de Madrid- significó un gran golpe para los terroristas, pero a su vez, ha hecho que la estrategia de los múltiples focos se extienda, lo que se llama terrorismo global. Y es posible ahora distinguir cuatro grandes componentes.Primero que todo, Al Qaeda, por lo que significa y el valor que tiene para los yihadistas; segundo, sus focos abiertos en muchos países, buena parte de ellos en África, desde 2003 hasta 2007, en especial el Al Qaeda de la Península Arábiga, Al Qaeda de Mesopotamia y Al Qaeda en el Magreb Islámico; tercero los grupos y asociaciones afines, que sin hacer parte de la estructura central, están dispuestos a prestar colaboración entre ellos Therik e Taliban Pakistan, al-Shabaab, Lashkar e Toiba y la Unión de Yihad Islámica; y cuatro, las células independientes o individuos aislados que pueden actuar por su cuenta. Todos ellos se pueden combinar y se convierten en un peligro real para las sociedades occidentales o como ya está sucediendo, para un buen número de países africanos.