Hace más de dos meses, el pasado 13 de septiembre, se presentó una fuerte explosión en un local comercial del barrio Vallecas, de Madrid, España, dejando más de 25 heridos y dos fallecidos: un peruano y un colombiano.
Entre los sobrevivientes se encuentra Julián Alberto Torres Ortiz, un caleño de 35 años que llegó a España hace tres años y que hace tan solo dos días (lunes 17 de noviembre) fue dado de alta de una clínica de Madrid, después de sufrir graves quemaduras que comprometieron más 87 % del cuerpo.
En entrevista con el diario El País, Torres Ortiz relató cómo vivió los segundos posteriores a la explosión, el momento en que quedó atrapado bajo los escombros y su proceso de recuperación.
El estallido ocurrió en un inmueble ubicado en la calle Manuel Maroto, donde Julián y su amigo se encontraban instalando unas placas en las paredes de un sótano para quitar la humedad de ese punto. Al lado de la vivienda funcionaba un bar, donde se habría originado la acumulación de gas, según los reportes preliminares.
“Cuando bajé, con una placa a poner en la pared, ahí fue el estallido más horrible. En ese momento yo ya no veía sino candela (fuego), candela por todo lado. En ese momento salí corriendo, a tratar de salir, pues de allí, pero se me vino el piso de arriba, la plancha, los ladrillos. Yo ya estaba quemado, o sea, yo ya me había quemado, pues no sentía (el dolor) por la adrenalina, y pues me cayó todo ese escombro encima, y quedé ahí enterrado, debajo de los escombros, pero quedé consciente", detalló al medio.
A pesar de las quemaduras y del impacto, el caleño aclaró que una placa cayó cerca de su cabeza, protegiéndole un poco esa parte del cuerpo, el resto no contó con la misma suerte.
Tras quedar atrapado cerca de 40 minutos, consciente, sin poder moverse y sin la certeza de ser encontrado. “Gritaba, pero no me escuchaban. Yo oraba dentro de los escombros, me sentía impotente”, dijo.
Finalmente, escuchó voces de los rescatistas y volvió a pedir auxilio. “Cuando me tocaron los pies, volví a vivir”, aseguró. Los bomberos excavaron hasta liberarlo y lo trasladaron de inmediato a una ambulancia, donde él manifestó el dolor y picor que sentía por todo el cuerpo, y una vez le aplicaron un medicamento, ya perdió el conocimiento.
Después de entrar en coma inducido, despertó casi un mes después con el 87 % del cuerpo quemado y apenas un 5 % de probabilidad de sobrevivir, según los médicos.
“Me hicieron hasta cirugía plástica en la cara también porque estaba quemado. Prácticamente me quemé todo. (...) Me dicen que me dieron diálisis, me dijeron que me tenían conectado a máquinas, tenía sondas por la nariz, por la boca, por todo lado. Me tenían lámparas de calor porque tenía el 87 % de mi cuerpo quemado, y me daban solo un 5 % de vida, tenía un 5 % posible de que viviera. Los médicos y mi Dios me revivieron prácticamente, y pues aquí estoy ya después de dos meses”, dijo.
Por el momento, el colombiano tiene una herida quemadura en la cabeza y otras lesiones que requieren de recuperación. Cabe recordar que él ya había solicitado asilo en el país europeo y este le fue negado, por lo que en estos momentos se encuentra en incertidumbre sobre su futuro.
Por ahora, él no puede trabajar y se sostiene allá gracias a la ayuda de sus amigos. Su madre de 70 años y su hijo de 18 años viajaron desde Colombia, con el apoyo de una organización de migrantes en España, para acompañarlo en su proceso.
Hasta la fecha, las autoridades españolas mantienen abierta la investigación.